Ntra. Sra. del Buen Fin
Nuestra Señora del Buen Fin, esa es la advocación que Fray Ricardo de Córdoba puso a esta imagen, ¿por que Buen Fin?, como contaba en su pregón de la Semana Santa de Córdoba de 1983, por un triple significado: el que tuvo su parto, el que tuvo su estancia en la tierra con su Asunción a los Cielos, y el que tuvo la muerte de su Hijo con Nuestra Salvación.
Fue el mismo religioso quien puso en contacto en 1985 a los miembros de la directiva con los anticuarios sevillanos hermanos Morillo que eran propietarios de una imagen de la Virgen de la que sólo disponían de la cara y el busto, la cual agradó y fue adquirida por la hermandad.
La Imagen es obra del imaginero sevillano Hernandez León de 1979 el cual talló el busto de la imagen y las manos, y que después los hermanos Morillo se encargarían, después de que la imagen fuera rechazada por la Hermandad de los Dolores de Salteras , de tallarle unas nuevas manos y nuevo candelero, modificando así mismo la policromía.
Los mismos anticuarios se encargaron de hacerle las manos y el candelero, las manos en escayola policromada y el candelero en madera de pino.
Independientemente de este dato histórico lo importante para la hermandad fue que esta Imagen, una vez adquirida, fue traída a Córdoba y bendecida solemnemente el 12 de octubre de 1985 en una misa concelebrada por el párroco de entonces José Luque Requerey, el consiliario Antonio Carreras y el propio Fray Ricardo de Córdoba.
Mide 1.73 metros de estatura y posee en su rostro moreno, de mirada perdida en la lejanía llevada por el dolor y seis lágrimas. Lleva corona de plata sobredorada por Alfonso Luque Morales estrenada en 1987.
Inclina ligeramente la cabeza a la derecha, al tiempo que sus manos quedan extendidas para portar el manípulo y el Santo Rosario. El lozano semblante posee cejas y pestañas inferiores pinceladas en la madera, ojos de cristal, pestañas postizas en el párpado superior, perfil clásico, mejillas encendidas por el llanto, hoyito bajo bastante señalado, suprimido tras la restauración de Romero Zafra en 2009, labios entreabiertos y largo cuello que se muestra muy crispado por la angustia que padece. El candelero interno es de estructura cónica y base ovalada labrado en madera de pino, que es sustituido por uno de cedro tras la restauración de 2009.
En el año 2009, la Bendita Imagen de Nuestra Señora del Buen Fin es restaurada por el imaginero cordobés Francisco Romero Zafra. La Imagen es sometida a una profunda intervención dado al más estado de conservación en el que se encontraba debido al paso del tiempo y a las intervenciones iniciales efectuadas por los Hermanos Morillo. La Imagen presentaba numerosos repintes en la policromía del rostro, así como varios «postizos» en diversos puntos de la cara como nariz, boca, o cejas; se encuentra la talla de los verdaderos dientes tras otros elaborados en pasta encima de ellos y que son retirados; se le incorporan nuevas lágrimas de cristal y se da una nueva policromía de mayor calidad que la anterior que se encontraba en un avanzado mal estado, presentando graves pérdidas principalmente por al zona del cuello. Igualmente, se sustituyen las manos de la Señora, realizadas en yeso policromado y que estaban en muy mal estado, por otras a imagen y semejanza de las primeras, pero realizadas ya en madera de cedro. Estructuralmente, se le cambia el candelero, por uno realizado en madera de cedro, además de nuevas articulaciones.
Su vestidor es nuestro hermano Antonio Villar, aunque, desde su incorporación a la Hermandad, Ntra. Sra. del Buen Fin estuvo siempre ataviada por las manos de nuestro hermano honorario, Fray Ricardo de Córdoba.