Conferencias
TRES CUARTOS DE SIGLO DE LA HERMANDAD DEL DESCENDIMIENTO
Por N.H. D. Pedro Pablo Herrera Mesa
Es gran motivo de satisfacción para todos nosotros que nuestra hermandad celebre en este año setenta y cinco años ininterrumpidos desde su fundación, allá en el lejano año de 1937, hasta el día de hoy. Por ello la actual junta de gobierno ha programado una serie de actos para conmemorar tan feliz acontecimiento, entre ellos un ciclo de conferencias que se abre con la que a continuación vamos a impartir.
Se dice y se dice bien que la historia es “maestra de la vida” pues al analizar los hechos, tanto los aciertos como los errores, nos sirven en el presente para aprender de aquéllos y evitar caer en los últimos.
Así pues, pretendemos hacer un recorrido por el devenir de nuestra cofradía, deteniéndonos en los momentos que consideramos más importantes y cruciales, pero al mismo tiempo tratando de sintetizar lo más posible, a fin de no alargar demasiado nuestra ponencia, pues tres cuartos de siglo dan para mucha materia. Esta conferencia aunque la dedico a todos los hermanos, quiero dirigirla especialmente a los más jóvenes que por razones de edad son más desconocedores de las raíces de su hermandad, porque también estamos de acuerdo con la conocida frase de que “no se puede amar bien lo que no se conoce”
EL PRECEDENTE: LA HERMANDAD DEL SANTO CRISTO DE LAS ÁNIMAS.
Aunque de manera muy breve queremos hacer un ligero esbozo de esta hermandad por considerarla el antecedente de la nuestra.
En efecto, los orígenes de nuestra cofradía hay que buscarlos en los inicios del siglo XX en la ermita del Santo Cristo. Dicho recinto fue fundado en 1760 por el clérigo Salvador Salido precisamente para dar culto a la pequeña imagen del Crucificado. Ya en el siglo XIX se fundó una cofradía bajo su advocación, aunque pronto desapareció. Sin embargo a principios del siglo XX, concretamente en 1908, a instancias del entonces capellán de San José y Espíritu Santo,Evaristo Espino -a ambos clérigos Fray Albino dispuso que figuraran sendas calles con su nombre en la barriada- se volvió a fundar dicha hermandad. Con esta fundación se inicia una época de gran esplendor, pues la pequeña imagen del Cristo de las Ánimas gozó de gran veneración no sólo entre los vecinos del Campo de la Verdad, sino también entre muchos fieles de otros puntos de la ciudad. Y es esta época de auge la que nos interesa a nosotros, pues fue cuando los jóvenes componentes de dicha hermandad decidieron incorporar a la procesión oficial del Santo Entierro en el Viernes Santo cordobés el paso de misterio del Descendimiento. Desde aquel momento la cofradía se llamaría: Hermandad de nazarenos del Santo Cristo de las Ánimas, Sagrado Descendimiento de Cristo Nuestro Señor y María Santísima del Rayo
El modesto paso, que figuraba entre el del Cristo de Gracia y la Virgen de las Angustias, estaba integrado por el antiguo Crucificado que aún se venera en la parroquia con la advocación deCristo de la Caridad -ya que la imagen del Cristo de las Ánimas no podía procesionarse por su reducido tamaño- la conocida Virgen del Rayo, la antigua imagen de San Juan Evangelista, además de las tres Marías y los Santos Varones, estas últimas imágenes de escaso valor artístico.
Tal esplendor duraría menos de una década, pues pasada la Semana Santa de 1915, la ermita fue pasto de las llamas debido a un incendio de causas desconocidas. Las imágenes del paso de misterio se pudieron salvar y fueron llevadas a la parroquia; no tuvo la misma suerte la del Santo Cristo que días después fue encontrado mutilado entre los escombros. Sin embargo, la citada devoción que los cordobeses sentían por esta imagen, hizo que respondieran con generosidad a una suscripción abierta que aparecía en la prensa local. Con los fondos recaudados se reconstruyó la ermita y la imagen del Santo Cristo a cargo de los más acreditados artistas del momento como fueron el arquitecto Adolfo Castiñeira y el escultorVictoriano Chicote. A pesar de todo la cofradía volvió a participar en la procesión del Viernes Santo los dos años siguientes: 1916 y 1917. Sin embargo, a partir de 1918 dejó de hacerlo para más tarde desaparecer. Desconocemos la causa exacta de su extinción, posiblemente fuera a consecuencias del incendio con la consiguiente destrucción de enseres que la cofradía no pudiera afrontar. Habrían de transcurrir casi dos décadas para que de nuevo el misterio del Descendimiento se procesionara, esta vez con una nueva cofradía.
HERMANDAD DEL SANTÍSIMO CRISTO DEL DESCENDIMIENTO.
ETAPA INICIAL
La ciudad de Córdoba en 1937
Creemos necesario, aunque de manera breve, describir el ambiente que se respiraba en nuestra ciudad en el momento en que se fundó la cofradía. En la primavera de 1937 España se hallaba sumida plenamente en aquella contienda fratricida conocida como Guerra Civil. Córdoba, desde su inicio había quedado en la llamada “zona nacional”, aunque constituyendo prácticamente un islote, pues en casi toda la provincia dominaban las fuerzas republicanas. Así la prensa local daba continuamente trágicas noticias de los frentes establecidos tanto en la Sierra como en la Campiña.También se constituía una comisión para erigir un monumento a Calvo Sotelo y en la Catedral se celebraban solemnes funerales por el general Mola, recientemente muerto en accidente de aviación. Y para que los cordobeses estuvieran informados de las encendidas alocuciones que desde Sevilla emitía el general Queipo de Llano se habían instalado en las Tendillas y en el Gran Capitán una serie de altavoces.
Sin embargo dentro de este clima bélico se despertó o reavivó en la mayoría del pueblo cordobés un sentimiento religioso que se manifestó exteriormente de distintas formas, sentimiento que en meses anteriores había estado forzosamente contenido. No olvidemos que el año anterior en Córdoba como en muchos lugares habían ardido templos e imágenes. Este ambiente fue propicio para que se formara un sincretismo entre los sentimientos religiosos y los ideales políticos, pues la misma Iglesia había dado el sentido de Cruzada a la trágica contienda. Se estaba ya labrando lo que más tarde se llamaría el nacionalcatolicismo.
Pues bien, en este ambiente tenía lugar en las noches primaverales en un céntrico café de la actual Ronda de los Tejares, una tertulia de amigos, todos ellos de extracción social modesta, artesanos, funcionarios y empleados, que impregnados de este clima de religiosidad que se respiraba decidieron manifestar su fe cristiana con la fundación de una cofradía. Quizás fuera un modo peculiar de expresar este deseo, pues no los movió la devoción a una imagen determinada, ni la vinculación a una iglesia concreta. Así pues, se dedicaron a recorrer parroquias para que fuera admitida por el párroco su intención de fundar una cofradía en torno a una imagen de dicho templo. A pesar del ambiente descrito no lo tuvieron fácil, pues en varios lugares fue rechazada su petición. Conocemos que una de las parroquias fue la de la Trinidad en la que el párroco accedió a que se creara una hermandad, pero con la condición de que la imagen titular sólo recibiera culto interno, es decir, se oponía a que se realizara la estación de penitencia. Para aquellos aspirantes a cofrades suponía una negativa, por lo que siguieron buscando por otros lugares. Alguien del grupo recordó que en el Campo de la Verdad había existido en décadas anteriores una hermandad que procesionaba el misterio del Descendimiento, por lo que dirigieron sus pasos hacia la parroquia de San José y Espíritu Santo.
Allí fueron acogidos con mucho entusiasmo por el cura ecónomo don Miguel Muñoz Barrónofreciéndole toda clase de facilidades y poniendo a su disposición las antiguas imágenes del Cristo de la Caridad, Virgen del Rayo y San Juan Evangelista que habían formado parte del misterio del Descendimiento procesionado por la extinta hermandad del Santo Cristo de Ánimas. Además les ofreció la ermita para ser utilizada de secretaría y almacén y donde se organizara la estación de penitencia.
Ante tan favorable acogida aquel grupo comenzó a trabajar con celeridad constituyendo una comisión gestora que elaboró unos estatutos para que fueran aprobados por el obispado. Con fecha 28 de abril de 1937 fue enviada al obispado la solicitud junto al borrador de los estatutos para que fuera erigida la hermandad. Dicha solicitud estaba firmada por José Villar, Rafael Redondo, Fernando Raya y Rafael del Rosal. Tanto en este documento como en el del informe del párroco figuraba como argumento “levantar el apagado ánimo religioso de los vecinos del Campo de la Verdad.” Después de un poco más de un mes, el 8 de junio de 1937, quedaba erigida la hermandad y aprobados sus estatutos. Dicho decreto, que por su especial importancia transcribimos, figuraba así: “En instancia sobre el asunto de que se hará mención, Su Excma. Ilma. el Obispo mi Señor, ha dictado con esta fecha el siguiente decreto: Vistas las anteriores diligencias venimos en erigir y erigimos en la Iglesia parroquial
de S. José y Espíritu Santo de Córdoba la Hermandad del Santísimo Cristo del Descendimiento. Aprobamos los Estatutos presentados por los que se ha de regir, uno de cuyos ejemplares que se adjunta a este expediente, y otro sellado con el sello del Obispado se devolverá para el régimen de gobierno de la Hermandad; y nombramos director espiritual y Capellán de la misma al Sr. Cura que es o fuese de la expresada parroquia. Lo que traslado a V. para su conocimiento y demás efectos. Dios guarde a V. muchos años. Córdoba 8 de junio de 1937. Lo decretó y firma Su Excma. Ilma. el Obispo mi Señor de que certifico.
Cerraba dicho documento la firma y rúbrica de Adolfo Obispo de Córdoba y la del notario el licenciado Lucas Fernández.
Ante esto queremos hacer una precisión. Hoy que en mucha cofradías existe la tendencia de considerarse herederas de otras que se extinguieron hace siglos y por ello emplean los términos de reorganización o refundación, cuando se trata de una novísima cofradía. Nosotros nos atenemos a la realidad histórica y demostramos que la nuestra sólo recoge la tradición del misterio del Descendimiento que procesionó unos años la cofradía de Ánimas. La prueba es que en ni en el título ni en los ocho capítulos que componían los primeros estatutos se hacía alusión a la extinguida cofradía, por lo que no existe reorganización como se ha afirmado en algunas ocasiones. Eso sí nuestra hermandad procesionó el mismo misterio, y dio culto a las antiguas imágenes y utilizó la ermita en los primeros años de su existencia. Lo cual no es óbice para que nuestra hermandad tuviera un recuerdo de aquella hermandad en su guión procesional.
El primer acto litúrgico realizado tuvo lugar el 20 de junio del mismo año en la parroquia de San José y Espíritu Santo, sede canónica de la hermandad. Consistió en una solemne misa oficiada por el canónigo Mariano Ruiz Calero quien en su sermón comparó el sufrimiento de Cristo Crucificado con el que en aquellos momentos se cernía sobre la patria. A dicha ceremonia concurrieron numerosos fieles y representantes de diversas cofradías, entre ellos los de la hermandad de la Misericordia que también se había fundado aquel mismo año de 1937. Y aquel acto no pudo desligarse del momento histórico que vivía España, pues al final se cantó un Te Deum en acción de gracias por los triunfos del glorioso ejército, especialmente por la reciente toma de la ciudad de Bilbao. Y el hermano mayor envió un telegrama al Cuartel General del Generalisimo felicitándolo por tal motivo.
La cofradía empieza a caminar.
La primera junta de gobierno quedó constituida por los siguientes hermanos: Hermano Mayor: Manuel Salinas Navarro. Vice-hermano mayor: José Villar Rodríguez, aunque pronto sería sustituido por Francisco Navarro Merina, conocido popularmente en el barrio por “Currito”. Secretario: Rafael del Rosal Alguacil. Tesorero: Fernando Raya Berral. Contador: Rafael Redondo Castillo. Mayordomo: Ramón Romero Polo Y como Vocales figuraban: Juan Antonio León Madueño, José Vargas Jiménez, Antonio Ortiz Villegas, José Redel Cruz, José Redondo Castillo y Diego del Rosal Alguacil.Y como Camarera de honor figuraba la Duquesa de Osuna, aunque la Camarera efectiva eraEmilia Mahedero Calvo de Mora. En dicha junta se establecía un equilibrio entre los residentes en el barrio y los de la otra orilla del Guadalquivir.
El objetivo inmediato que se trazó esta junta fue la de realizar su primera estación de penitencia. Hay que repetir que desde el principio la hermandad asumió la condición de ser muy modesta, por varios motivos: en primer lugar porque la mayoría de sus componentes eran de extracción social humilde, porque el Campo de la Verdad era un barrio pobre y sobre todo por el momento de escasez y penuria que se vivía en plena Guerra Civil. Pese a ello se entregaron con ilusión en el trabajo para que en la Semana Santa de 1938 se pudiera lograr su gran deseo de organizar el primer desfile penitencial. Así utilizaron las antiguas imágenes que había procesionado la extinguida hermandad de Ánimas: el Crucificado, conocido como Cristo de la Caridad, la Virgen del Rayo y San Juan Evangelista, aparte de dos escaleras. Faltaban los Santos Varones que los talló un escultor apellidado Nielfa. Unas imágenes muy logradas para nuestra opinión, aunque sólo talló las cabezas y extremidades, pues iban vestidos con sencillas túnicas. El vocal José Redondo se encargó de realizar unas sencillas andas de madera de Flandes barnizadas en tono oscuro que en los años siguientes se complementaría con varias cartelas y cuatro grandes faroles realizados por el también miembro de la directiva Fernando Villafuerte.
El guión no pudo ser más sencillo: un estandarte de tela blanca con el escudo de la hermandad, una sencilla Cruz de Guía, tres campanillas y cinco varas de orden. La hermandad sólo pudo comprar cartones para que los hermanos confeccionaran sus propios capirotes. Se compraron porta-cirios de madera a los que se le incorporaba un depósito de petróleo que con algodón y mecha alumbraban con más economía, pues había gran escasez de cera. Tampoco hubo fondos para confeccionar túnicas por lo que los hermanos que deseaban salir esperaban la noche de antes en San Lorenzo al regreso de la cofradía del Calvario para que algunos nazarenos se despojaran de su equipo y se lo prestaran para usarlos el día siguiente. La cofradía se organizaba en la ermita del Santo Cristo y el paso, debido a la estrechez de la puerta, hubo de ser montado en la calle. Por fin el Jueves Santo, día que fue asignado, de 1938, a las siete de la tarde, nuestra cofradía pudo iniciar su primera y heroica estación de penitencia. Abría la comitiva la banda de la Cruz Roja. Acompañaba al misterio un cuerpo de unos cincuenta nazarenos, y el paso era llevado por costaleros al mando de Antonio Saèz, conocido popularmente como el “Tartalilla”. La cofradía subía por la calle de la Feria para llegar al centro y el regreso lo hizo por Deanes y Judería, itinerario que muchos años después volvería a realizar la hermandad.
Nuevas Imágenes.
Realizada ya la primera estación, los directivos de la hermandad comprendieron que la mayoría de las imágenes utilizadas no se adaptaban al misterio del Descendimiento, sobre todo el Cristo, pues se trataba de un crucificado normal. Para ello concibieron la ambiciosa idea de realizar un nuevo misterio de gran valor artístico capaz de suscitar la devoción de los fieles. De nuevo los avatares de la Guerra Civil iban
a estar relacionados con nuestra hermandad. En efecto, motivado por un episodio de dicha contienda, apareció por Córdoba un joven escultor valenciano que echaría raíces en nuestra ciudad. Se trataba de Amadeo Ruiz Olmos que pronto de su taller instalado en el casco histórico comenzarían a salir valiosas imágenes y valiosas esculturas que enriquecerían nuestro paisaje urbano. Alguien de la junta directiva entabló contacto con él y acogió la idea con gran entusiasmo. Lo primero que hizo fue ingresar en la cofradía como hermano y realizar una maqueta de todo el misterio que él concibió. Se componía de ocho imágenes: El Cristo, la Virgen, San Juan, los Santos Varones y las tres Marías, todas ellas totalmente en madera tallada, dorada,estofada y policromada. Proyecto tan atractivo como irrealizable para aquellos modestos cofrades, por lo que tal proyecto se decidió realizarlo por etapas. Así, con gran sacrificio le fue encargado la talla de nuestro Cristo y la de María Magdalena. El Cristo, la más lograda y de más valor artístico, representa al crucificado en el momento de ser desenclavado de la cruz, por ello el brazo derecho, libre ya del clavo pende en el aire, mientras que el cuerpo unido aún a la cruz por el brazo izquierdo y los pies se inclina hacia delante. La imagen de María Magdalena es la de una joven mujer de bellas facciones que en actitud implorante alza su mirada a Cristo. Aunque de talla completa se realizó para ser vestida. También debido a que los vestidos de los Santos Varones no eran demasiado dignos, Amadeo les hizo unos nuevos ropajes a base de escayola y cartón. El importe total de todo este trabajo se elevó a 7.200 ptas. de la época que fueron abonadas en diez plazos.
La imagen del Cristo fue terminada en 1938 como figura junto al nombre del imaginero en la parte superior del sudario. Sin embargo su bendición se realizó en la parroquia en una fiesta solemne el 19 de febrero de 1939. Y cuando a principios de abril de aquel año, coincidiendo con el fin de la Guerra Civil, se celebró el Viernes Santo la hermandad del Descendimiento procesionaría por vez primera nuestra imagen Titular que desde entonces veneramos. Y decimos bien el Viernes Santo, porque aunque su día de salida era el Jueves, a causa de la lluvia hubo de posponer su salida al día siguiente. Fue como una premonición de que años después el Viernes Santo sería el día definitivo de su salida procesional.
De este modo, en la Semana Santa de 1939, quedaba configurado el primer misterio, porque ha tenido varios, como más adelante veremos, procesionado por la hermandad. A las nuevas imágenes del Cristo y la Magdalena le acompañarían las antiguas de la Virgen del Rayo y San Juan Evangelista y la de los Santos Varones reformados por el mismo escultor.
Etapa de consolidación: Años cuarenta y cincuenta.
Las décadas de los cuarenta y gran parte de los cincuenta podemos considerarlas como las de la consolidación de la hermandad que iría alcanzando importantes logros dentro de su espíritu modesto. La junta directiva seguiría siendo presidida durante muchos años por Salinas Navarro pero a ella se incorporarían nuevos eficientes cofrades, como Rafael Estévez y Pedro Herrera, este último
perteneciente al grupo fundacional, aunque no figuró en la primera junta por haber sido movilizado aquel mismo año de 1937.
Una de las actividades que más preocuparon a estos dirigentes fue la convocatoria de los quinarios cuaresmales en la segunda semana de Cuaresma. Se montaron grandes altares y se invitaba a predicar los más distinguidos oradores sagrados de la época pertenecientes a distintas órdenes religiosas: carmelitas, dominicos, jesuitas…y a miembros del cabildo catedralicio como Antonio García Laguna, Narciso Tibau Durán, Féliz Romero Mengíbar entre otros. Dichos oficios eran acompañados por una Capilla Religiosa compuesta por un sexteto: un tenor, un barítono, un piano, dos violines y un contrabajo, la mayoría eran hermanos de la cofradía. Y compusieron algunas piezas musicales religiosas que aún se conservan en el archivo.
Por supuesto que no olvidaron todo lo relacionado con la estación de penitencia. Poco a poco se fue enriqueciendo el guión: se realizaron cien equipos completos de nazarenos, con los colores blanco y rojo, varas y bastones de orden y sobre todo el magnífico estandarte que aún se conserva restaurado. Dicha insignia fue diseñada por el también cofrade Manuel Mora Valley bordada por las monjas filipensas del Buen Pastor, cuyo coste fue de 8.800 ptas. de 1946. El primitivo paso hubo de ser agrandado debido a las mayores dimensiones del nuevo Cristo y el imaginero Ruiz Olmos también realizó una nueva cruz. El itinerario procesional seguía siendo el Jueves Santo, aunque al establecer un itinerario oficial la recién creada Agrupación de Cofradías en 1944, nuestra cofradía hubo de alterar el itinerario parcial caminando hacia San Pedro y de allí por Gutiérrez de los Ríos y Fernán Pérez de Oliva subir por San Pablo a la carrera oficial. La cofradía seguía organizándose en la ermita del Santo Cristo pero el paso se montaba en un cobertizo que se preparaba en la explanada de la iglesia. Aún mantenemos en la memoria el recuerdo de nuestra lejana primera estación de penitencia en l944 que al iniciarse el desfile, cuando todo el cuerpo de nazarenos se encontraba formado, una inesperada e intensa tormenta abrileña acompañada de gran aparato eléctrico hizo que cundiera el pánico provocando la desbandada entre los nazarenos quedando sólo en la explanada un pequeño nazareno de tres años que tal vez por instinto de conservación se mantuvo firme hasta que los brazos de su padre lo recogieron.
La hermandad a pesar de sus limitaciones económicas tuvo siempre la idea de realizar grandes proyectos entre sus objetivos. El primero de ellos fue el de construir una nave donde pudiera resguardarse el paso, a fin de no tener que montarse en la calle. Esta fue construida en 1945 en el antiguo cementerio parroquial, para lo cual, con las debidas licencias eclesiásticas dicho cementerio fue secularizado. El otro gran proyecto fue el de la construcción de unas nuevas andas. La hermandad nunca había renunciado a ver realizado por completo el proyecto del imaginero Ruiz Olmos. Por ello, para dar cabida a 8 imágenes de bulto redondo se necesitaba un paso de mayores dimensiones. Pronto el veterano cofrade José Redondo realizó los trabajos de carpintería y la talla fue encargada al artista sevillano residente en Córdoba por motivos familiares, Antonio Corrales que realizó un hermoso paso fiel en su canastilla,
respiraderos, cresterías y cartelas al más puro estilo barroco sevillano. Así en la Semana Santa de 1949 el paso fue estrenado sin dorar aún. Las mayores dimensiones de las andas motivaron el que la cofradía tuviera que cambiar su itinerario dirigiéndose por Alfonso XII a Puerta Nueva y de allí llegar a Santa María de Gracia y Realejo para poder iniciar la carrera oficial. En los años siguientes el paso fue dorado en varias fases por Francisco Peno y más tarde por los hermanos Mesa. Más tarde en 1952 José Callejón talló las cartelas con las cabezas de los cuatro evangelistas. Para lograr abonar este ambicioso proyecto de más de 20.000 ptas de la época la hermandad recurrió a toda clase de recursos. Entre ellos recordaremos la peculiar rifa muy adaptada al medio rural de aquel Campo de la Verdad, pero muy difícil de vender fuera de dicho ambiente. Así el primer premio consistía en una magnífica piara de 18 cabras, el segundo era un hermoso cerdo y el tercero, menos mal, un máquina de coser Alfa. La suerte la tuvo la hermandad que debido a las pocas papeletas vendidas los tres premios recayeron en la hermandad por lo que aunque poca, toda fue ganancia.
Hemos de decir que la hermandad, muchos años después, supo resistir la tentación de encargar un nuevo paso en serie a un artista de fuera, y tomó la inteligente decisión de ofrecer el proyecto al artista cordobés José Carlos Rubio Valverde que hizo una magnífica reforma del antiguo paso, respetando las principales líneas modélicas de Corrales y Callejón. El feliz resultado es nuestro paso actual.
Mas, a pesar de realizar estos proyectos de gran envergadura por sus escasos medios económicos, la hermandad no olvidó la atención a los más necesitados, para ello colaboró con los diferentes párrocos que regentaron la parroquia en estas décadas: Miguel Muñoz Barrón, Rodrigo Madrid, Salvador Pizarro y Antonio Gómez Aguilar cuyas relaciones fueron excelentes. También ayudaba enviando donativos a los Hermanos de la Doctrina Cristiana y costeaba desayunos a los niños pobres de las escuelas públicas en el único colegio del barrio, elRey Heredia. Actividades muy meritorias para la poca capacidad económica de la hermandad.
Culminada la realización del paso la junta directiva decidió acometer el siempre deseado y nunca olvidado proyecto de las imágenes de Ruiz Olmos. Para ello, imitando a otras cofradías de más solera y medios, se le ocurrió la idea de organizar una corrida de toros para recaudar los fondos necesarios para su consecución. El resultado fue un fracaso económico que la cofradía tardó varios años en reponerse. Las causas fueron principalmente la poca experiencia empresarial en este tipo de espectáculos de los miembros de la junta de gobierno. Se eligió un cartel caro, nada menos que seis toreros y sólo uno paisano. Tampoco hubo acierto en elegir la fecha, la del día de los Santos de 1953, día muy poco taurino. Hasta el periodista, cofrade por cierto de otra hermandad, realizó la crónica en el periódico del día siguiente en tono burlesco parodiando la corrida con el Tenorio.
Por tanto la realización de las nuevas imágenes hubieron de aplazarse “sine die”.
Otro acontecimiento importante que repercutió en la hermandad fue motivado por la magna obra social que acometió el obispo Fray Albino al construirse la nueva barriada que cambiaría por completo la fisonomía del Campo de la Verdad. Los primeros resultados comenzaron a manifestarse a finales de la década de los cuarenta que culminarían en el decenio siguiente.
Aparte de que nuevos vecinos se integrarían en la junta de gobierno lo que más influyó en la cofradía fue el proyecto de reforma de la parroquia por parte de la A.B. La Sagrada Familia.En tal proyecto la nave construida en el antiguo cementerio una década antes por la cofradía había de ser demolida para construir la nueva casa parroquial. A cambio se ofrecía a hacer una nueva nave por detrás de la iglesia orientada hacia el Este, la actual. Dicha dependencia es propiedad de la hermandad mientras ésta exista, según acuerdo del Consejo de Administración del Obispado. Debido a las obras la cofradía hubo de suspender su salida en la Semana Santa de 1955. Ya para el año siguiente la nave estuvo terminada, por lo que la cofradía salió beneficiada al ser más amplia y poder construir al fondo dos habitaciones para secretaría y almacén. Debido a esto la hermandad abandonó la ermita del Santo Cristo. También debido a estas reformas hubo que rehacer la antigua capilla del misterio en la nave del Evangelio.
Varios sucesos podríamos señalar en este año de 1956, además del estreno de la nave. En primer lugar el negativo de que tampoco pudo realizar su estación de penitencia a causa de la lluvia. También una comisión artística encargada por la Agrupación de Cofradías vetó a las imágenes de los Santos Varones por su escaso valor artístico, debido más que todo por el material de que estaban hechos. Así la cofradía realizaría su estación sin los Santos Varones durante más de una década. Por último este mismo año por deseos del obispo Fray Albino a la cofradía le fue asignado el Viernes Santo como día de salida por ser más acorde con el relato evangélico. Decisión que en un principio no agradó a la hermandad, más que todo por la nostalgia del Jueves Santo, pero que pronto se comprendió que fue el día más adecuado y mejor en muchos aspectos.
Hay que señalar también que en esta década de los cincuenta se tomó la decisión de adaptar ruedas al paso, debido a su excesivo peso y al largo recorrido. Se empezaba a imponer la moda de las ruedas en muchas cofradías.
Ya a finales de este decenio, por motivos económicos, por cansancio y por el ambiente poco propicio, nuestra hermandad, al igual que otras empezó a entrar en una época de crisis que alcanzaría su mayor desarrollo en la siguiente década.
Período de Crisis: Los Sesenta y los Setenta
La década de los sesenta va a estar marcada por un período de crisis en la Semana Santa cordobesa que afectaría en mayor o menor medida a varias cofradías. Decadencia que alcanzaría la siguiente década, aunque en ella se empezara a ver el final del túnel.
Varias fueron las causas de esta crisis, aunque la más importante a nuestro juicio fue el agotamiento de la generación que impulsó nuestra Semana Santa a raíz de la Guerra Civil y la postguerra. Habían pasado casi tres décadas y una nueva generación joven exigía el relevo.
En nuestra cofradía se venía experimentando esta situación desde finales de los cincuenta; aunque seguía oficialmente presidiendo la junta Manuel Salinas, en realidad quien lo sustituía era su hijo Rafael Salinas Martínez que ejercía el cargo de vice hermano mayor. Sin embargo a pesar de esta languidez se impuso la ilusión de volver a retomar el antiguo proyecto de las imágenes de Ruiz Olmos. El presupuesto del conjunto de todas las imágenes se elevaba a 230.000 ptas. Esta vez la hermandad no recurrió a aventuras taurinas sino que abrió una suscripción popular para llevar a cabo el proyecto. Como era de esperar los ingresos no dieron para tanto y sólo hubo para tallar dos imágenes. Aunque las más necesarias eran las de los Santos Varones, la junta decidió que fueran la de la Virgen y San Juan, con la intención de que así se obligaría a realizar pronto la de los dos Santos Varones. Las dos imágenes fieles al proyecto del imaginero fueron realizadas en madera tallada, estofada y policromada y en misa solemne fueron bendecidas por el párroco y consiliario Antonio Gómez Aguilar en la cuaresma de 1960.
A causa de esto las imágenes de la Virgen del Rayo y San Juan Evangelista con el beneplácito del párroco pasaron a ser custodiadas en la secretaría de la hermandad con la esperanza de que en mejores tiempos la Virgen fuera incorporada a la estación de penitencia en un paso de palio. Así pues, dicha imagen no estuvo abandonada en una atarazana como persistentemente se ha afirmado, entre otras cosas porque nuestra hermandad no disponía de ninguna atarazana, sino de una secretaría. Así lo comprobaron y aceptaron los distintos párrocos y consiliarios que sucedieron a Gómez Aguilar. Más al hacerse cargo de la parroquia José Luque Requereysolicitó que la imagen fuese trasladada a la parroquia para que recibiera culto. Sin embargo al poco tiempo y bajo su inspiración se fundó la actual cofradía de gloria.
Como se venía presagiando el hasta entonces único hermano mayor de la cofradía Manuel Salinas Navarro, después de 25 años en el cargo dimitió por razones de edad en 1962. Le sucedió en el cargo su hijo Rafael Salinas Martínez, que años después sería nombrado presidente de la Agrupación de Cofradías, sin embargo el máximo cargo de la cofradía lo ejerció sólo de forma breve y transitoria, pues ese mismo año dimitió junto a su junta directiva. La hermandad quedó de momento acéfala y a punto de desaparecer. Fue el entusiasmo del entusiasta párroco Antonio Gómez Aguilar el que evitó esta penosa situación. A su propuesta fue nombrado nuevo hermano mayor Pedro Herrera Martínez, componente de aquella tertulia fundadora y miembro de la junta de gobierno desde hacía más de 20 años. Así en 1963 una nueva junta de gobierno y una nueva etapa ilusionante se iniciaba en la hermandad.
Uno de los primeros objetivos programados fue la de terminar el paso de misterio con la talla de los Santos Varones ya que desde 1956 en que fueron vetados los anteriores el paso salía sin ellos. Nuevamente se encargó de su factura Ruiz Olmos.
El presupuesto se elevó a cien mil ptas. más otras cincuenta mil que costó la necesaria reforma del paso para acoplar las nuevas imágenes. Éstas fueron bendecidas en la primavera d 1968 por el párroco Bartolomé Menor Borrego. Dichas imágenes como todos conocemos respondían a una nueva distribución. Mientras Nicodemo se disponía en lo alto de las escaleras a desenclavar el brazo izquierdo, José de Arimatea aguantaba a pie firme la sábana que sujetaba el cuerpo de Cristo, ya que el brazo derecho estaba libre del clavo, por lo tanto sólo era necesaria una escalera.
El año siguiente era revestida María Magdalena pues aunque el artista la había tallado totalmente no le hizo los ropajes. Así pues, en 1969 por fin quedaba terminado el primitivo proyecto de Amadeo, ya que la junta desistió de la realización de las dos Marías para no aumentar más el elevado peso del grupo. Quedaba así configurado el segundo misterio del Descendimiento.
Otra obra que acometió esta junta fue la reforma de la capilla con el objetivo de que pudiera acoger todas las imágenes del grupo. A instancias del párroco Bartolomé Menor la capilla del Cristo fue trasladada a la del fondo de la nave de la Epístola dejando la de la nave del Evangelio para el Sagrario por estar más recogida. De este modo quedó configurado el actual altar y fue el mismo párroco quien pintó el mural del fondo. Dicho altar fue bendecido en un misa solemne en 1975 por el nuevo párroco Enrique Albendín Romero. Durante esta etapa se aumentó el número de nazarenos, confeccionando nuevos equipos y también se incrementó el guión procesional. Fue en este período de finales de los sesenta y mediados de los setenta cuando se empezó a aplicar la doctrina del concilio Vaticano II, por lo que la hermandad colaboró eficazmente en todas las actividades, tanto formativas como asistenciales, que la parroquia demandaba, siendo el hermano mayor miembro de la junta parroquial.
Sin embargo a pesar del trabajo de esta junta, la cofradía no pudo sustraerse del decaimiento que en general padecía la Semana Santa cordobesa en estas décadas. Los años del desarrollismo con el consiguiente éxodo al campo o a la playa en las vacaciones de Semana Santa de gran parte de la clase media en su utilitario incidió negativamente en su celebración. También el ya expuesto desgaste y agotamiento de la generación de cofrades que pilotaban las cofradías desde hacía más de una treintena fue su principal causa. Hacía falta un relevo generacional para los nuevos tiempos postconciliares.
TRES DÉCADAS DE ESPLENDOR (1981-2012)
Y este relevo llegó a la Agrupación de Cofradías en el verano de 1975 al ser elegida una nueva junta de gobierno presidida por el joven cofrade Rafael Zafra León. Desde el citado órgano los aires de renovación se irían extendiendo prácticamente a todas las cofradías a lo largo de esta década y la siguiente. Si a esto añadimos el impulso dado a la señas de identidad andaluzas por el nuevo Estatuto de Andalucía y sobre todo por la llegada al papado de Juan Pablo II en 1978 que impulsó desde sus comienzos la religiosidad popular comprenderemos las causas de este esplendor.
Y el relevo generacional llegaría también a nuestra cofradía en 1981 al ser elegido Pablo Estévez Aranda como nuevo hermano mayor. Antes de entrar a exponer su labor ejercida en la hermandad quiero aprovechar la ocasión para felicitarle por su reciente nombramiento como Cofrade Ejemplar, galardón totalmente merecido que desde hace tiempo hemos postulado. Nuestra hermandad se siente muy orgullosa porque con este nombramiento son ya dos de nuestros cofrades que lo han conseguido: Pedro Herrera y Pablo Estévez. Y para el que os habla ambos han sido motivo especial de orgullo: el primero por ser mi padre y el segundo por ser amigo desde la ya lejana infancia y haber compartido muchas horas de trabajo en la hermandad, al principio como un juego de niños y después ejerciendo cargos de responsabilidad. Feliz suceso que coincide con la celebración del 75 aniversario de existencia de nuestra cofradía.
Enumerar aquí todos los logros alcanzados en la hermandad durante los trece años de mandato de Pablo sería demasiado extenso para una conferencia. Expondremos los que consideramos más importantes. Ante todo, como ya hemos expuesto, su llegada a la presidencia de la junta significó un relevo generacional, una nueva etapa de apertura que supuso el inicio del esplendor del que todavía gozamos, contribuyendo al igual que otras cofradías a enriquecer la Semana Santa de Córdoba.
Quizás la aportación más importante fue la incorporación a la cofradía de la Virgen del Buen Fin. Perdida la oportunidad de que se integrara la Virgen del Rayo por las razones ya expuestas. Con la mediación de Fray Ricardo, verdadero mentor de la imagen, pues fue quien sugirió la advocación, puso en contacto a los dirigentes de la hermandad con unos anticuarios sevillanos propietarios de una imagen de una virgen de la que sólo poseían la cara y el busto. Al aceptarla y adquirirla la hermandad ellos mismos se encargaron de realizar las manos y el candelero. Erróneamente se nos afirmó que era de autor desconocido y de principios del siglo XX. Después se ha demostrado documentalmente que fue tallada por el imaginero sevillano Hernández León en 1979. Independientemente de este dato lo importante para la hermandad fue que en 1985 fue bendecida en una misa solemne concelebrada en la parroquia por el párroco José Luque, el entonces consiliario Antonio Carreras y por supuesto porFray Ricardo. Y muy pronto calaría en los cofrades de la hermandad y en muchos feligreses concitando, al igual que la imagen del Cristo, una gran devoción en la barriada. Así en los nuevos estatutos aprobados en 1986 nuestra cofradía añadiría en su título …y Nuestra Señora del Buen Fin.
1987 fue un año importante para los anales de la hermandad, pues en él se celebraron una serie de actos con motivo del cincuentenario de su fundación, algunos conjuntamente con la hermandad de la Misericordia que también celebraba su cincuentenario. Pregón de Fray Ricardo, conferencias, exposiciones, revista especial, misa solemne de aniversario…pero el acontecimiento de más relevancia y popularidad fue que el Viernes Santo, 17 de abril de 1987 realizó por primera vez estación de penitencia el paso de palio de Nuestra Señora del Buen Fin portado por treinta costaleros a las órdenes del capataz Rafael Casado. Por supuesto con mucha sencillez y con algunos enseres prestados por otras cofradías, pero la Virgen ya era conocida por todo el pueblo de Córdoba.
Otro proyecto de envergadura acometido por la junta de Pablo fue la renovación total de las imágenes del paso de misterio, excepto la del Cristo. Ésta, sin embargo hubo de ser restaurada, pues el paso de los años y sobre todo las consecuencias de los muchos aguaceros sufridos habían deteriorado tanto sus ensamblajes como la encarnadura. La profunda restauración fue llevada a cabo por el joven imaginero cordobés, aunque ya consagrado, Miguel Ángel González Jurado quien talló también una nueva cruz.
Como ya hemos dicho se acordó encargarle al mismo autor las nuevas imágenes de candelero o de vestir. Aunque las imágenes de Ruiz Olmos son de gran valor artístico, no se adaptaban al gusto barroco andaluz y sobre todo por su elevado peso no permitían que fueran llevadas a hombros de costaleros al compás de marchas procesionales. Dichas imágenes fueron talladas en varias etapas. Así en 1993 se estrenó la de la Virgen del Refugio y San Juan Evangelista. Y al año siguiente, en 1994, fueron tallados los Santos Varones. El imaginero concibió una nueva distribución de ellas. De nuevo se utilizaban las dos escaleras pues ambas imágenes aparecían en lo alto de ellas inclinadas hacia delante haciendo contrapeso. Este hecho junto a la necesaria reforma del paso realizada por el mismo capataz Antonio Requena permitió que el Viernes Santo de aquel mismo año por fin el paso de misterio pudiera ser llevado a hombros de 48 costaleros.
El mandato de Pablo Estévez estuvo lleno de múltiples actividades que sólo nos limitamos a enumerar: litúrgicas, como el Vía Crucis por el barrio para trasladar las imágenes a sus pasos, de caridad, como colaboración con la parroquia, campañas de Navidad y del juguete, sociales como la instalación de la Cruz de Mayo y caseta de feria, sin olvidar el montaje del nacimiento junto a Rafael Fernández. En fin el período de Pablo como hermano mayor supuso como ya hemos expuesto el comienzo de una nueva etapa de auge en la hermandad y marcó las líneas a seguir por sus seguidores en el cargo.
Después de esta larga y fructífera etapa fue elegido nuevo hermano mayor en 1994 el hasta entonces secretario José Luis Martínez Villoslada.
El primer objetivo fue culminar el proyecto del nuevo misterio. Así el mismo imaginero talló la bella imagen de María Magdalena, siendo bendecida y estrenada en la estación de penitencia de 1997, apareciendo arrodillada bajo la cruz y abrazada a los pies de Cristo, a nuestro juicio a imagen más lograda del nuevo grupo. Por último en 1999, después de ser bendecidas por el párroco José Luque, realizaron su primer desfile procesional las imágenes de María Salomé y María de Cleofás quedando por fin terminado el nuevo misterio, el tercero en la historia de la cofradía.
Otra tarea emprendida por José Luis Martínez fue la de la reforma del paso en consonancia del nuevo misterio. Como ya hemos citado la hermandad resistió la tentación de encargar un nuevo paso estándar y tomó la sensata decisión de reformar el nuestro. La profunda y delicada reforma fue realizada por el joven artista José Carlos Rubio Valverde. Su trabajo consistió en alargarlo de costero y reducirlo de frontal para darle más proporción, además de sustituir los candelabros arbóreos y las cuatro cartelas de los evangelistas, pero siempre respetando, de ahí su gran mérito, el proyecto de Corrales y Callejón. Así al ganar en esbeltez la cofradía desde 2001 pudo volver a su itinerario original de realizar el regreso por la Judería.
Otro logro no menos importante en esta etapa fue la adquisición y posterior adaptación de la actual Casa de Hermandad en la calle Fernández de Córdoba. Dicho local dispone de varias dependencias entre ellas una sala para exposición del ajuar y guión de la cofradía y otra sala museo donde se ubican las antiguas y valiosas imágenes de Ruiz Olmos que después de estar depositadas varios años en el Museo Diocesano, al disponer la hermandad de un sitio digno le fueron devueltas. Hay que hacer constar que la gran reforma realizada en dicho local se debió a los desinteresados y arduos trabajos de varios miembros de la cofradía. Por fin en la cuaresma de 2001 fue bendecida por el párroco Luque Requerey y en presencia de Fray Ricardo.
Sería prolijo y alargaría demasiado nuestra exposición dar cuenta de todas las actividades realizadas en esta etapa. Sólo citaremos la celebración del décimo aniversario de la bendición de Nª Sra. del Buen Fin en 1995 en el que Luis Martín Luna a la sazón teniente alcalde del Ayuntamiento y cofrade de la hermandad pronunció el pregón del aniversario.
Otra importante efeméride digna de destacar fue la inauguración en mayo de 1999 del nuevo rótulo callejero con el nombre Paseo Cristo del Descendimiento en la fachada oriental de la parroquia que ocupa nuestra sede. Al sencillo acto asistieron gran cantidad de hermanos y feligreses y diversas autoridades presididas por el entonces alcalde Rafael Merino. Y no podemos olvidar por su gran importancia que el 12 de octubre de 1999 fueron aprobados por el entonces obispo Javier Martínez los nuevos estatutos adaptados al Estatuto-Marco. Todos estos hechos no echaron en olvido las distintas fases de actuación sobre el paso de palio, tanto en la orfebrería como en el bordado, para ello se constituyó un taller de costura que desinteresadamente siguen dedicando muchas horas varias cofradas de la hermandad.
Transcurridos ocho años de presidir la junta de gobierno José Luis Martínez fue elegido en 2002 nuevo hermano mayor Manuel Aguilera Camacho que hasta el momento había ocupado el cargo de Tesorero.
El inicio de este nuevo mandato coincidió prácticamente con el fallecimiento de José Luque Requerey que había regido la parroquia durante más de dos décadas, del cual ha quedado como recuerdo para la hermandad el haber compuesto la salve de la Virgen del Buen Fin en 1995 con motivo de la celebración del décimo aniversario de su bendición.
El nombramiento del actual párroco Pedro Soldado Barrios supuso para la hermandad el estrechamiento de lazos fraternales con la parroquia traduciéndose en una intensa colaboración en distintas tareas parroquiales como catequesis, asistencias, caridad…etc.
Uno de los principales objetivos materiales programados por esta nueva junta fue el del dorado del paso de misterio, trabajo minucioso y costoso realizado en el mismo taller de José Carlos Rubio, encargo llevado a cabo en varias fases que fue terminado en la Semana Santa de 2009.
Otra meta a alcanzar, también en etapas, fue el ir completando el paso de palio, tanto en bordado como en orfebrería. En el primer aspecto hemos de destacar sobre todo el magnífico techo de palio diseñado por Fray Ricardo y realizado en el taller de costura de la hermandad por el ya citado grupo de cofradas que dirigidas por Eduardo Frageiro han dedicado y dedican muchas horas de trabajo por amor a su Cristo y a su Virgen, obra que enriquece el patrimonio de la hermandad y que fue bendecida por el mismo Fray Ricardo. Pero la labor de estas “agujas de oro” como las llama su monitor Antonio Villar ha continuado trabajando en distintos bordados como: interior de las bambalinas, sayas…etc…
En cuanto a la orfebrería también se ha ido realizando en varias fases: los respiraderos, nueva candelería…, realizados en los talleres Orovio de la Torre de Ciudad Real, quedando sólo para culminar el palio los candelabros de cola que se están realizando en el taller de nuestro cofrade Manuel Aguilera Villanueva.
Otra realización importante digna de señalar fue la perfecta restauración de la Virgen del Buen Fin por el reputado imaginero Francisco Romero Zafra. Durante este período hemos de destacar también la brillante celebración del IV Encuentro de Cofradías del Descendimiento al que vinieron cofrades de distintas regiones de España. También representantes de nuestra cofradía asistieron a otros Encuentros como los de Valladolid, Almuñécar, Toledo…etc.
Al Vía Crucis ya tradicional del traslado de las imágenes para preparar la estación de penitencia se introdujo la novedad, después de la celebración de la misa, de pronunciar una exaltación de la Saeta, incluida la actuación de varios saeteros, seguida de un concierto de una banda de cornetas y tambores.
Hay que señalar también que nuestra hermandad volvió hacer estación en la Catedral, ahora con brillantez, al igual que todas las cofradías del Viernes Santo. Y que en la Semana Santa de 2010 fueron estrenados los nuevos Santos Varones realizados por el joven imaginero Alfonso Castellano, pues la hermandad decidió sustituir a los anteriores por ser menos pesados y voluminosos.
Y en cuanto al importante aspecto asistencial la hermandad siguió colaborando en la Campaña de Navidad y Reyes Magos y sobre todo con Cáritas Parroquial a través del directivo Andrés Luna.
Por último citaremos que en esta etapa la hermandad abrió su página web. Siendo el encargado el cofrade Antonio Arrebola.
Finalmente, desde junio de 2010, ocupa el actual cargo de hermano mayor José Enrique Doménech que anteriormente había ejercido de secretario y vice hermano mayor, lo cual es evidente que sus proyectos siguen en la misma línea de auge que los anteriores mandatos. Así en este corto espacio de tiempo ha tenido que afrontar el importante arreglo de la nave, que desgraciadamente aún no ha terminado, se ha vuelto a reorganizar el Grupo Joven que como savia nueva es el futuro de la hermandad. Y por supuesto sigue el objetivo de cumplirse importantes proyectos, tanto en los pasos, como en el guión, sin olvidar por supuesto los actos de culto, tanto interno como externo, y sobre todo las tareas asistenciales.
Hasta aquí un resumen de estos tres cuartos de siglo que, a pesar de los normales altibajos en tan dilatado período de tiempo, estamos seguros que la hermandad ha obtenido un balance positivo.
Hoy gracias a Dios vivimos en una sociedad muy distinta a la que existía en España en el momento de la fundación de nuestra hermandad; de ahí el gran mérito de aquellos hermanos que pese a tanta circunstancias adversas supieron poner en marcha la cofradía, ¡y aún les quedaba recursos para hacer obras de caridad! para que nosotros podamos celebrar este aniversario.
Sin embargo a los cofrades actuales se nos presentan diversos retos. Por un lado en la sociedad laicista y relativista en la que predomina la indiferencia religiosa, estamos obligados a dar testimonio de nuestra fe a través de nuestros actos de culto a nuestros Titulares, acompañados por supuesto, con una conducta acorde con nuestro compromiso cristiano. Y sobre todo en esta época de gran crisis económica que atravesamos, que alcanza a gran parte de la población, algunos casos muy cercanos a nuestro entorno, les corresponde a las cofradías paliar dentro de sus posibilidades estas carencias de nuestros hermanos. Hay que retornar al espíritu con que fueron fundadas hace muchos siglos estas instituciones y al origen de las palabras hermandad y cofradía.
Deseamos pues que nuestra cofradía continúe por este camino de esplendor en todos los aspectos para que dentro de veinticinco años los cofrades puedan celebrar solemnemente el primer centenario de la hermandad.
Córdoba a 3 de Febrero de 2012
D. Pedro Pablo Herrera Mesa
Hermandad del Descendimiento
75º Aniversario Fundacional
Por D. Alberto Villar, Doctor en Historia del Arte
Conferencia muy interesante y llevada de forma muy dinámica por el conferenciante. Con un buena afluencia de hermanos y cofrades, Alberto Villar hizo un recorrido por la representación de la iconografía del misterio del Descendimiento a través de esculturas y obras pictóricas, y la evolución que ha ido sufriendo a lo largo de la historia del Arte, en cuanto a disposición, ambientación, y carácter de los personajes, culminando con la representación barroca de la Imágenes de nuestra Semana Santa, y comentando las Imágenes del Misterio de nuestra Hermandad en sus distintas etapas.
Concluyó la conferencia con una breve explicación acerca del estudio del cuerpo y las heridas de Cristo, basados en la Sábana Santa y el pañolon del Oviedo representado en el Stmo. Xto del Universidad.
Texto: Francisco Merino Garrido
Por D. Fray Dobado, Padre Carmelita Prior del Conventa de San Cayetano de Córdoba
Fray Juan Dobado nos mostró en un ambiente distendido, como un hermano mas, que es la religiosidad popular en las cofradías, así pues hizo una crónica de como surge esta religiosidad del pueblo que conforman nuestras hermandades y cofradías y el papel iniciador y de vital importancia de los frailes en esta expresión del pueblo. Así pues nos expuso una evolución, de manera muy participativa, de la religiosidad popular en Córdoba, en sus orígenes conventuales. Además de las relaciones entre religiosidad popular y la religiosidad clerical, que han tornado de una relación difícil a un entendimiento que hace de nuestras cofradías algo fundamental en el seno de la Iglesia y su obra.
Para finalizar, el Padre Carmelita nos invitó a seguir nuestra labor de cofrades. Por último, la junta de gobierno hizo entrega al conferenciante de un recuerdo en agradecimiento por su participación en los actos conmemorativos.
Texto: Francisco Merino Garrido