75 Años de Amor a Córdoba
Luis Martín Luna
Córdoba 23 de Marzo 2012
Este año será especial en el Campo de la Verdad y Fray Albino será recordado por nuestra cofradía porque un costalero ha llegado al cielo de la mana de nuestra bendita Madre del Buen Fin. Ha recogido la Cruz de nuestro Padre Jesús en su Descendimiento, y, como siempre, desde la última trabajadera ha contestado LA COLA ESTA.
Se ha realizado la levanta más hermosa en la tierra, se han fundido en la Plaza de Santa Teresa el olor a clavel con el incienso, los ciriales se han presentado en la puerta de la gloria anunciando este hecho, los querubines se han asomado a las rejas y balcones de la plaza para cantar saetas, hasta el Arcángel San Rafael ha venido desde el puente para recogerlo en sus alas como custodio permanente de Córdoba y sus hijos; y los Santos Acisclo y Victoria le quieren acompañar.
Teresa de Jesús ha cambiado su hábito carmelitano por una túnica nazarena y se ha formado el cortejo más maravilloso que podamos imaginar. Que gran acto de amor por Córdoba y por España que nuestro Hermano Joaquín haya teñido aún más con su sangre el manto rojo de nuestra Madre. Qué acto de amor más hermoso que en estos 75 años de amor a Córdoba, una Hermandad entregue a su ciudad a un hijo suyo que hoy desde la gloria preside este aniversario.
LOS AMO HASTA EL FIN
HASTA EL FIN DE SU VIDA
HASTA EL FIN DE UN AMOR
QITE NO TIENE FIN HASTA EL FIN DE LO QUE LOS SUYOS QUE ESTABAN EN EL MUNDO PODIAN RECIBIR.
LOS AMO HASTA EL FIN
ANTES DE QUE LE DEN LA MUERTE,
EL LES QUIERE DAR LA VIDA.
TE HAS QUEDADO CON NOSOTROS Y ERES
NUESTRO SACRIFICIO
ENSENANOS A AMAR ASI, DANDOLO TODO,
SACRIFICANDOLO TODO COMO TV.
COMO NO DEVOLVERTE ALGO SIQUIERA POR
TODO LO QUE TU NOS HAS DADO.
VA POR TI HERMANO JOAQUIN.
Dignísimas autoridades, Sr. Consiliario de la Hermandad, representante de la Agrupación de Cofradías, Sr., Hermano Mayor y Junta de: Gobierno de mi Hermandad, Hermanos y Hermanas míos de esta Cofradía, representantes de otras Cofradías, Señoras y Señores, doy las gracias por ser un hermano más de esta cofradía, por tener la oportunidad de celebrar la eucaristía ante sus titulares y poder hacer público testimonio de mi fe cristiana; no poseo más méritos para ocupar este atril en este pregón del 75 aniversario que ser hermano de la cofradía y cristiano, y creerme si os digo que muchos de los que hoy nos acompañáis, con toda dignidad e incluso con más merecimiento podrías ocupar mi lugar y sin duda alguna lo habríais mejor que yo, gracias hermanos por hacerme participe de 75 años de historia.
Gracias a mi presentadora, por acompañarme en este atril, a mi amiga Pilar, con la que llevo compartiendo muchos kilometres y muchos años de servicio y entrega a la ciudadanía en Córdoba y en su provincia. Gracias por tus palabras, que no las merezco pero sé que nacen de tu corazón porque los dos somos hijos de Dios, y estando unidos por la fe nuestra amistad siempre perdura, tenemos. La misma madre tú en la advocación de Angustias y yo en la del Buen Fin, que las dos te protejan siempre como a toda tu familia.
Cuenta la Historia que el origen de nuestro barrio procede de la frase de Alonso de Montemayor que capitaneaba las tropas cordobesas de Enrique II de Trastámara en su enfrentamiento con Pedro I EI Cruel, que en el campo de batalla se verá la verdad. Han transcurrido muchos siglos y no existen batallas entre ejércitos, pero Córdoba sigue teniendo enemigos, como el egoísmo, el agnosticismo; la falta de empleo, y muchos más que anidan en el corazón de los hombres , que va en detrimento de los valores y condición humana; por eso es el momento de mirar hacia el Campo de la Verdad, y encontrar en este 75 aniversario de la cofradía que se celebra en honor de sus titulares el Santísimo Cristo del Descendimiento y Nuestra bendita Madre del Buen Fin, la fe y la fortaleza necesaria para venere a estos nuevos enemigos, y eso se puede realizar desde nuestro reconocimiento de Hijos de Dios, porque él es el principio y el fin de todas las cosas, es el alfa y el omega de la eternidad.
Qué bien se comprende Córdoba y el Descendimiento, como nos habla Dios en su presencia por las calles de la ciudad, como apreciamos la caricia de Dios a quien sufre en Córdoba, como nos aportara del amor de cristo la muerte, si en el Cerro y aquí la llamamos AMOR, como nos apartara del amor de cristo la cruz del peso de la vida si en ella vemos el gran poder de Dios, como nos apartara del amor de Cristo las penas y calamidades si detrás de su paso viene una sonrisa de esperanza, que la proclamamos del Buen fin y para simbolizarlo la vestimos con manto de realeza, la cubrimos con el más hermosos palio, la iluminamos con el pabilo de nuestros corazones, la coronamos con el mas deslumbrante sol de oro y la alzamos en la tarde del Viernes Santo para que cuantos vean tanto esplendor y tanta belleza sosteniendo tan Buen Fin, sepan que Dios es luz en la tiniebla del dolor, del sufrimiento, del desconsuelo.
Aunque calle la música, aunque se borre el oro de los canastos, aunque caigan los varales como columnas del templo, aunque se marchité las flores, aunque se apague la candelería, como dijo Teresa de Jesús Nada te turbe Nada te Espante, Todo se Pasa solo Dios basta.
Cuantas veces
Tú no me conocías
Tú me traicionabas
Tú me huías
Y mi amor te salió al paso
Haciéndome el encontradizo contigo
En aquella ocasión
Que te conmovió
En aquel peligro
Que te hizo entrar dentro de ti
En aquella enfermedad
Que te moví a mejorar tu vida
¡Cuántas veces…!
Cuanto Tú no me buscabas
Cuando tú no querías hallarme
Mi amor salió a tu encuentro
¡Y me hice el encontradizo contigo!
Cuando se encuentra en tinieblas el monumento, cuando Cristo desde San Pablo acaba de Expirar, cuando nuestra Madre en su Soledad muestra a Córdoba su dolor, cuando en La Compañía se prepara la mortaja, desde el Campo de la Verdad se perfila el sentir de nuestra Semana Santa, la de Córdoba, una Semana que no ha sido museística ni de caballeros cristianos que parezcan severos calvinistas, no ha sido una Semana sombría o de lágrimas y espinas, no ha sido superficial ni vacía, ha sido una Semana de impaciencia y alegría porque todos sabemos que llega LA PASCUA, y así es como la entrega de Cristo al mundo y su Descendimiento para quedarse en la tierra, es para los cristianos redentora y así lleva en su paso la Cruz , que es la luz de nuestro paso por el mundo.
Por eso, como siempre vamos a Córdoba, vamos a cruzar nuestro puente romano, cada vez más modernizado, vamos a mostrar por las calles de nuestra ciudad, que es posible la salvación, que el hijo de Dios no ha muerto que está viviendo en nuestros corazones, que solo necesita que lo miremos, que le digamos quiero, que su amor es infinito y que siempre estuvo al otro lado del río aunque lleve 75 años mostrándose Descendido.
¡Amor al que yo quiero!
Amor enamorado
! Por el que peno y muero ¡
Que todos mis afectos han robado…
! Que me cautiva siendo prisionero ¡
Déjame que apoyando
La cabeza en tu pecho dolorido,
Vaya en cada latido
Mi corazón al Tuyo confiando
El secreto de amor que me ha traído.
! Ya sé que no te canso… ¡
Si dejaste el cielo por buscarme;
Si, ya después de hallarme,
En esta pobre tierra te quedaste
Para que yo pudiese a Ti acercarme…
…Para tu amor divino descubrirme,
Para mover el mío a desearte,
Pues, ¿cómo has de cansarte,
Dulce Jesús, de oírme,
Cuando solo de amor deseo hablarte?
No estás sola Madre; nunca fuiste más madre que ahora, ni cuando lo llevabas en tu seno y lo saludaba Isabel, ni cuando lo acunabas en Belén, ni cuando lo abrigabas huyendo a Egipto. Tus hijos de Córdoba, sin más filosofía que la aprendida de la devoción de sus padres, te esperan para ofrecerte el consuela a tu grito de silencio ¿Que habéis hecho con mi hijo?, no quieren que te conviertas en la Dolorosa del Hospital de San Jacinto, porque el Magníficat es ahora cuando se realiza y puedes decir Proclama mi alma la grandeza del Señor.
Mi espíritu festeja a Dios mi salvador porque se ha fijado en la humildad de su esclava y en adelante me felicitaran todas las generaciones, y por esa fe te reconstruye en tu gloria el Señor; y es que Madre del Buen Fin ningún dolor ninguna pobreza son desconocidos para ti y ahora después de haber visto con tus propios ojos el gran poder de Dios mira a tus hijos para decirles que no terna por el peso de la vida ni descorazonen por el dolor de la muerte porque es ahora cuando se consuma la salvación, Por eso, cruzas el puente hacia la Córdoba milenaria y paras la corriente del río para anunciar en la calle Feria que el Señor te ha enviado para dar una buena noticia a los que sufren, para consolar a los afligidos, porque Dios te ha dejado en la tierra Sin corona en tu cabeza.
Ojos de mi Buen Fin grandes, rasgados
Ojos de mi Buen Fin amorosos
Ojos, graves y dulces, siempre hermosos
Porque me miran siempre enamorados.
Ojos de darme luz tan deseosa
Ojos de tantas almas, robadores…
Pues la mía robasteis, ojos bellos
Miradme que me envuelvan sus fulgores
Que no quieren más luz que sus destellos,
Ni más vida, mas dicha, mas amores
Que los que, con mirarnos, me dan ellos!
Qué grande es la fe de nuestro barrio, por eso es un orgullo de nuestra Hermandad tener dos cofrades ejemplares, Don Pedro Herrera, que ya goza de la compañía de nuestros titulares y Don Pablo Estévez, que es un vivo ejemplo de cristiano y cofrade, porque para el como para todos nuestros hermanos la contemplación de la imagen sagrada del Descendimiento es el hacerse Dios Hombre. Solo así se puede entender nuestra Semana Santa, porque coincido con Carlos Colon que la grandeza de nuestra Semana Mayor es el don de la experiencia religiosa, es un momento único, una actitud profunda que nos conduce a lo más radical del ser humano y se ofrece en las calles de Córdoba a los ojos que quiera ver, a los oídos que quieran oír, a los corazones que quieran sentir y a las mentes que quieran comprender.
No es un acervo cultural, ni un reclamo turístico, es el recuerdo de la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo para anunciar la buena nueva definitiva que comenzó en Belén con el anuncio que nos ha nacido el Salvador, y es por eso que antes que en Santa Marina se conmemore la Resurrección; nuestro Barrio con la Virgen del Rayo anuncia a Córdoba entera que ya es Pascua, que no busquen más entre los muertos al que está en la gloria junto al Padre, que tenemos vida eterna y que en 40 días como anuncio de la Pascua de Pentecostés visitara en esta misma Iglesia y en esta misma Plaza para iniciar su camino hasta la Aldea, el SIMPECAO cordobés por excelencia, mi hermandad del Roció, configurando con ella la trilogía más importante del cristianismo: Navidad, Pascua y Pentecostés, Podemos o no podemos encontrar en Córdoba un barrio más cristiano y cofrade.
De Diamante….para el Cristo y De Plata……. Para la Virgen, así se expresaba nuestro Hermano de Honor Fray Ricardo de Córdoba, en esta conmemoración a través del Boletín de Cuaresma, y es por ella que quiero reencontrarme con el origen de nuestra Hermandad contemplado en sus Estatutos de “levantar el apagado ánimo y espíritu religioso de la barriada”, y aunque nos encontremos en otro siglo, sobre muchos de nosotros, de nuestras familias existe la cruz del paro,de la enfermedad, y está incompleta porque nos falta su Cristo.
Por eso no resistimos la cruz, si diéramos la cruz a Cristo saldríamos ganando, porque ya no es solo tuya, porque Cristo en su infinita misericordia estaba buscando nuestra cruz, y hoy podemos ver como lo bajan de ella y extiende su mano redentora, surgiendo un complejo conjunto de fenómenos que definimos como devoción, que no tiene nada que ver con la santería, y que es una experiencia religiosa que expresa el gran poder de Dios a través de su abatimiento humano, con lo que a través de la contemplación de nuestras imágenes surge un itinerario religioso en lo más íntimo de la persona y como expresión de la ternura de Dios, nos dice…
Tengo sed
Tengo sed de darme en la Eucaristía
Llamo…. Y me desprecian
Tengo sed de perdonar
Busco…. Y no te huyen
Tengo sed de acercarme a los hermanos
Me quedo en la tierra….. y me abandonan
Tengo sed de salvar a los hombres L
Es ofrezco mi sangre… y se ríen de mi Cielo
Tengo sed de ser amado…..
Doy mi Corazón…. Y lo rechazan
Tengo sed de la gratitud de mis redimidos
Y cuantos me desconocen
Y cuantos me persiguen
Y cuantos me blasfema
Y cuantos me odian
Siquiera tú, hermano Del Descendimiento
A quien he amado tanto
A quien he revelado mis tristezas
A quien he enriquecido
Con los tesoros de mi Corazón divino….
Siquiera tú
“Dame de beber”
En el plan de salvación de los hombres es imprescindible la presencia de María nuestra Madre, su incorporación a la Hermandad acrecentó el espíritu de nuestros corazones, convirtió sus dolores sevillanos en Buen Fin de Esperanza para los Cordobeses, una esperanza que ya anunció el domingo de ramos una niña gitana por el realejo y el miércoles santo una virgen con palio y manto blanco a la que solo tres letras le bastan para conocerla. Nos trajo el Buen Fin de la Encarnación que lo dejó en el Cerro, el Buen Fin de la Asunci6n a los Cielos que en Agosto 10 recordamos en el Alcázar Viejo y el que tuvo la muerte de su hijo con nuestra Salvación, que todos los años se hace realidad en esta Plaza de Santa Teresa.
Así nace esta advocación porque Raya Ricardo quiso que así fuera, y sin ella no es posible pasar el Getsemaní de nuestras vidas, como ya lo sufrió Jesús en San Francisco, y con esta presencia que cada Viernes Santo pone el pórtico de nuestra Semana Santa en esa madrugada cordobesa que la espera cada año pasar por Los Romerillos, nos invita a confiar en María, ya que ninguno de los que han recurrido a su protección, implorado su asistencia, reclamado su socorro ha sido desamparado, quien como María que estuvo al pie de la cruz soportando un gran dolor, puede entendernos y salvar nuestras vidas. Sirva estos 75 años como esperanza permanente para los cristianos cordobeses.
Ahí tienes a tu madre
Ahí tienes
A la reina de los Ángeles
A la alegría del cielo
A la que venera el mismo Dios
Esa es tu madre. Ahí tienes:
A la más pura
A la más bella
A la más amable de todas las criaturas…! Esa es tu Madre ¡
Ahí tienes:
A la que distribuye los tesoros divinos
A la que se compadece de todas las miserias
A la que socorre todas las necesidades
Ahí tienes a tu Madre.
A toda su ternura que es para envolverte
Para protegerte
Para salvarte
A ti… quien su Jesús murió…!
Ahí tienes a tu Madre…
Amala porque es mi madre
Amala porque quiere serlo tuya
Ahí tienes a tu Madre. No temas
No vaciles
No dudes en amarle…
Échate en sus brazos…
Y Ella te recogerá en su corazón…
Termino exhortando a todos sus hermanos que no tengamos miedo de aceptar a Cristo, como dijo nuestro Santo Padre hoy Beato Juan Pablo II, servir al hombre y a la Humanidad entera ¡No temáis! Abrid más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo! Abrid a su potestad salvadora los confines de los Estados, los sistemas económicos y políticos, los campos de la cultura, de la civilización y del desarrollo. ¡No tengas miedo!, Cristo conoce lo que hay dentro del hombre, permitid de Cristo que hable al hombre; el hombre no puede vivir sin amor; su vida esta privada de sentido si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio. Por esto, Cristo redentor revela plenamente el hombre al mismo hombre, no se trata del hombre abstracto, sino del hombre concreto, de cada hombre, porque cada uno ha sido comprendido en el misterio de la Redención.
Culmino mi intervención recordando el primer poema que se dedicó a nuestra cofradía, por el siempre cronista oficial de la ciudad Don Miguel Salcedo Hierro, con motivo de su primera salida procesional:
El Puente y la Catedral,
La Calahorra severa,
El Campo de la Verdad
Y dentro el Cristo que encierra.
Es tarde de Jueves Santo
Que a poco en noche se trueca:
Vibran las preces y salmos,
Las luces y las saetas.
Ojos de cielo en la tarde
Bajo mantilla y peineta,
Juncos negros oro y plata,
Magnolias, marfil y seda.
Ya se abren de par en par
Las dos puertas de la iglesia
Y el Cristo lleno de luz
A los ojos se presenta.
Grupos de cirios llorones
En el paso le rodean,
Mientras efigies de plata
Brillan en moldes de cera.
Una mano desclavada
Bajo la negra madera
Y con cíngulo de oro
Sudario blanco sujeta.
La otra mano ensangrentada
A la cruz clavada lleva,
A sus pies rosas de sangre,
En su mirada turquesas,
En las manos dos rubíes.
En los codos violetas,
Ébano suelto en la cara,
En las dos mejillas cera,
Blancos lirios en los brazos,
El cuerpo en magnolia fresca,
Dos claveles en los labios
Y en los ojos cuatro perlas.
Largas filas de cofrades
Delante en la carretera,
Que salga el Cristo cetrino
Para acompañarlo esperan.
Un crepúsculo naranja
De fulgor la tarde llena
Y en el cielo, ya de noche
Despunta tenue una estrella.
Ya la procesión avanza,
Ya sobre el puente
Se encuentra el Cristo de la Verdad
Con ojos lIenos de pena.
Las aguas del rio se paran
Por contemplar su grandeza
Y los amarillos cirios
En el agua se reflejan.
EI corazón de Jesús
Se encuentra sobre la sierra.
Desde arriba lanza abajo
Una mirada de flecha.
Ya brillan en el espacio
Las filigranas de estrellas
Mientras resuenan los toques
De una banda de cornetas.
Ya hacia la Puerta del Puente
la cofradía se acerca.
Ya tuercen sobre la esquina
Con las cruces delanteras.
Ya avanzan los nazarenos,
Ya se escuchan las saetas.
También el agua en el rio
Canta con crujir de seda.
Un derroche de color
De luz y de orfebrería,
Y una insignia de dolor
Que porta la cofradía.
Una canción dolorosa
Que adquiere matiz de pena
Cuando fluye de la boca
De una andaluza morena,
Se rompe el aire
Al clamor de una saeta bonita,
Que llena de santo amor
La lanza un pobre pastor
Que vive junto a la Ermita:
“Ay Cristo de la Verdad
Vuelve tus ojos divinos
Y mírame a mi llorar
A la vera del camino”
Cristo del Descendimiento
En tus ojos hay dolor,
En tu cara sentimiento
Y en tus dos labios amor.
Las mujeres con su manto
Se postran bajo tu suelo;
Cruzan raudas las saetas
Cuajadas de mil anhelos.
Lucen gavillas de cera.
Andan las cruces de acero.
Blondas de encajes, mantillas
Y un rebullir de ojos negros.
No sé qué tiene tus ojos
Cristo del Descendimiento
Van cerrados y parece
Que los llevas muy abiertos.
No sé qué tiene tu cara,
No sé qué tiene tu pelo,
No sé qué tienen tus brazos,
No sé qué tiene tu cuerpo:
Por eso los de tu barrio
Al ver tu rostro sereno
Al ver tu cara tan pálida,
Y al ver tu pelo tan negro
Gritan brillando sus ojos
Que lloran de sentimiento:
! EI Cristo de la Verdad
Es el de acá porque es nuestro!”