Viernes Santo 2011

No pudo ser, un año más, se nos presentó un Viernes Santo inestable, lluvioso y desapacible y que conllevó de nuevo desde 2007, la suspensión de la Estación de Penitencia a la Catedral por este año, con la diferencia de que este año la decisión, por desgracia, no fue difícil de tomar puesto la lluvia estuvo presente durante toda la tarde noche y en ocasiones siendo bastante fuertes.

A las 18.30 horas de la tarde se abrieron las puertas de la sede donde se encontraban los pasos, siendo ya numeroso el público que aguardaba en las inmediaciones del paseo Cristo del Descendimiento, numeroso público y numerosas las emociones que se vivieron durante gran parte de la tarde, pues, no por esperada, siempre resulta dolorosa la decisión de no salir.

Tanto de la banda del Caído y Fuensanta como la de la Esperanza, interpretaron algunas marchas procesionales como ofrenda musical a los Titulares, igualmente, numerosas fueron la saetas que se fueron elevando desde lo más hondos de los corazones de los vecinos del campo de la verdad, así como las ofrendas florales que fueron recibiendo las Imágenes del Santísimo Cristo del Descendimiento y de nuestra Señora del Buen Fin.

Este año el paso de Señor del Campo de la Verdad se presentaba exornado con clavel rojo e iris morado, a los pies de la cruz. Uno de los Santos Varones, Nicodemo, estrenaba nuevas vestiduras confeccionada en el taller de costura de la Hermandad y nuevamente las imágenes secundarias lucían los mantolínes de brocado de oro estrenados la pasada Semana Santa. María Santísima del Refugio lucía radiante, bellamente vestida por N.H. Antonio Villar, encargado también de la vestimenta de todo el Misterio. La Virgen del Refugio lucía la saya burdeos bordada en aplicación en el taller de bordado de la Hermandad y un bello tocado de encaje que enmarcaba su bello rostro realzando aún más la sobriedad del conjunto. En su pecho, el puñal de plata que labrara N.H. Manuel Aguilera Villanueva y sobre sus sienes, la corona plateada de camarín de la Señora.

Por su parte, si bella se presentaba la Virgen del Refugio, radiante y esplendorosa lo hacía Nuestra Señora del Buen Fin, con la saya bordada en oro y sedas estrenadas la pasada Semana Santa y con un original tocado de encaje que culminada su belleza en el pecho de la Virgen portando un pequeño corazón de oro con los siete puñales alusivos a los Siete Dolores de la Virgen todo ello rodeado de varios broches de oro y plata. Lucía también la Señora, como algo novedoso en cuanto al color, un fajín color celeste que acentuaba aún más la belleza del conjunto. También resultaba novedoso, el que sobre las sienes de la Virgen del Buen Fin apareciera la coronada dorada de la Virgen del Refugio en lugar de la habitual coronada de plata sobredorada que ha venido luciendo la Señora desde que se incorporó a la Estación de Penitencia del Viernes Santo.

El exorno floral lo componía como cada año, clave y rosas blancas con orquídeas también blancas en los violeteros delanteros. Un exorno floral, que al igual que en el paso de Misterio realiza de forma exquisita N.H. Enrique Berral.

Ahora toca esperar un año, menos de un año, para que llegue un nuevo Viernes Santo esperando que podamos realizar nuestra Estación de Penitencia y dar testimonio público de fe por las calles de Córdoba.